En diálogo con Revista Leemos, la autora del libro Cómo Como habla de los beneficios de cocinar en casa. Rico y sano no es imposible.
Cómo como, publicado por Editorial Sudamericana, es un libro en el que hay recetas, consejos, ideas y reflexiones acerca de algunos preconceptos y hábitos que se repiten a la hora de pensar en la alimentación.
Su autora, Natalia Kiako nos cuenta que empezó a cocinar cuando decidió llevar una alimentación macrobiótica, “hace ya unos 6 o 7 años. Lo hice por necesidad (es muy difícil comer todo macrobiótico sin cocinar uno mismo) pero enseguida me apasioné y así comencé a cocinar cada vez más”.
Al tiempo de cocina se le sumaron las fotos de los platos que le sugirió su pareja “por lo lindos que quedaban. Y cuando fueron muchas fotos, me alentó a armar un blog”. Kiako nunca imaginó que esa información pudiera ser interesante más que para sus amigos o familiares, y se sorprende todavía con la repercusión que alcanzó: “pronto cobró vida propia y muchísimos lectores empezaron a escribirme agradeciendo las recetas y también enviándome fotos con sus propias versiones”.
¿Cómo surgió la idea de hacer un libro con todo eso?
-El libro surgió bajo una propuesta de Soledad Barruti, autora de Malcomidos, a quien admiro y respeto muchísimo. Por eso me convencí rápidamente. Muchos me habían pedido que escriba un libro y no pensé nunca que lo iba a materializar. Se armó un equipo editorial y de diseño increíble y el resultado, después de mucho trabajo conjunto, fue mucho mejor de lo que hubiera imaginado jamás.
De comer kilos y kilos de carne por año a empezar a reducirla y usar semillas, por ejemplo, ¿cuál pensás que puede ser el próximo hábito alimenticio que deberíamos incorporar para disfrutar más de cocinar y comer?
–Me parece que lo importante no es incorporar reglas y prohibiciones ni ponerse objetivos competitivos, sino recuperar las riendas de nuestra propia alimentación, saber que somos responsables de elegir qué comemos y recuperar la consciencia de esas elecciones. Creo que con eso en mente, lo más probable es que uno regule mejor la cantidad de carne y otros ingredientes de la dieta, y que crezca la curiosidad natural por productos saludables y también deliciosos. No se trata de privarse, sino de reprogramarse un poco en relación con el alimento…
¿Qué cosas rescatas / disfrutas de la cocina tradicional argentina?
–Creo que las cocinas tradicionales de todo el mundo suelen tener ciertos equilibrios muy bien logrados de base, si uno lo piensa bien: recurren a las legumbres como fuente de proteína -como en los guisos-, usan las frutas y verduras locales de cada región, y aprovechan los cereales que, hasta hace algunos cientos de años, siempre eran integrales o enteros. De nuestro país rescato especialmente la variedad y riqueza de opciones, gracias a la amplitud geográfica y de culturas que coinciden acá.
La forma de alimentación es cultural y lo que comemos muchas veces responde más a los intereses del mercado que a una necesidad del organismo… ¿cómo se articula el placer y la salud en ese esquema? ¿Qué podemos hacer para alimentarnos conscientemente?
–Cuando hablaba de reprogramarnos me refería también a esto. La forma en la que estamos “programados” muchas veces está subordinada a los mandatos del mercado, y sabemos muy bien que a esos mandatos no los rige un deseo de mantenernos saludables ni felices, sino lisa y llanamente el de generar dinero. Eso significa, por un lado, que hay que aprender a leer las etiquetas, porque los frentes de los productos y sus publicidades nos mienten. Por otro, que en esas etiquetas vamos a descubrir sustancias que nos pueden hacer mucho daño y otras que, cuando aprendemos un poco, descubrimos que son adictivas y estimulantes pero poco nutritivas, como las harinas y azúcares refinados, el famoso JMAF, etc.
A través de su blog Kiako, The Cook, esta joven autodidacta continúa con la premisa de compartir recetas simples, originales, sanas y, por supuesto, caseras. Es una aficionada a la cocina que busca inspirar a otros a disfrutar de la comida y su preparación.
Y no escatima recursos en su libro y en su vida cotidiana para marca lo que considera otra clave para mejorar nuestra forma de alimentarnos: desmitificar la comida saludable. “Tenemos el prejuicio de que no es rica, y siempre debería serlo -dice-. Lo que nos hace bien sabe bien, si lo sabemos preparar y elegimos sus ingredientes de buena calidad, maduros, en su punto. No deberíamos comer cartón casi como un castigo para alimentarnos de forma saludable. Recuperar la cocina en casa es el mejor medio para comer sabroso cuando comemos saludable.
¿A quienes consideras innovadores en el ámbito de la cocina, o al menos cuyas experiencia pueden resultar inspiradoras para otras personas?
Hay muchos referentes conocidos. Máximo Cabrera en Kensho y su escuela de cocina Crudo hace cosas fabulosas, por ejemplo. Me gustan los blogs de cocineras extranjeras como Sarah de Mynewroots.org o Bella Gil. Personalmente me inspiran los lectores, cocineros caseros igual que yo, cuando hacen versiones propias de las recetas que yo comparto y me las devuelven. Esos momentos me hacen muy feliz y me dan más ganas de cocinar.
¿Qué lugar pensás que ocupa la cocina y la comida en el ritmo de vida actual?
–Uno protagónico. La comida nos interesa a todos o casi todos. Es algo muy primario y a la vez totalmente cultural. Es el epítome del consumo y eso es la médula de nuestra época. Tampoco es casual el rating de programas de TV y realities dedicados a la cocina… lo importante es que recuperemos el deseo y la voluntad de ser protagonistas de nuestra alimentación y eso puede darnos mucho más placer del que imaginamos, además de mucha salud.