Era la hora de la siesta del segundo sábado de febrero y la Plaza Mitre mostraba su clásica postal veraniega: numerosas familias en el sector de juegos, algunos niños y niñas bicicleteando por las veredas y algunas personas –principalmente parejas o grupos de amigos, evidentemente rehacios a la playa- mateando sobre el césped.

Sin embargo, el bucólico paisaje comenzó a alterarse poco antes de las 15, cuando un grupo de jóvenes cargados de mochilas y bolsas llegó a la Plaza y comenzó a desplegar manteles y lonas sobre el pasto.

Las personas presentes los miraron con indiferencia, imaginándose que serían testigos de un clásico picnic estudiantil.

Sin embargo, pronto la indiferencia se convirtió en curiosidad y luego en verdadero interés. Y es que sobre las coloridas mantas no sólo se colocaban sándwiches, mates y gaseosas sino también libros. Muchos libros, en realidad. Libros de todo tipo y color; nuevos y no tan nuevos, de ficción y de no ficción; clásicos y comics …

Poco a poco a los primeros jóvenes se le fueron sumando otras personas, no siempre tan jóvenes, que hacían exactamente lo mismo. A esa altura era evidente que aquel no era un picnic cualquiera. Era un picnic de libros. Y uno multitudinario, para más datos.

El objetivo de los “frikis”

Los responsables de esa original movida eran -y son- los integrantes de Frikis MDP, una ONG sin fines de lucro que comenzó “como un grupo de amigos que se sentían excluidos por ser diferentes, que eran catalogados como raros por su manera de vestir, sus gustos y su personalidad”.

Así lo cuenta a Leemos una de sus fundadoras, Eugenia Olivera Lagos, quien añade que en 2011 ese grupo decidió comenzar a generar distintas actividades para  “conocer otras personas con sus mismos gustos, expresarse sin temor a ser señalados y divertirse en un ambiente sano y respetuoso”.

En los siguientes cinco años las propuestas fueron múltiples y variadas, siempre sin fines de lucro y sobre temas de interés de los integrantes, como zombies, Disney o vampiros.

Hasta que, en 2016, les llegó la hora a los picnics literarios.

Según explicó Lucho, otro de los integrantes de la ONG, la idea tuvo múltiples disparadores. “A quienes les gusta mucho leer, sabrán que los libros se agotan más rápido que lo que el bolsillo tarda en llenarse –explicó-. También lo pensamos para que los chicos pudieran conocer gente con sus mismos intereses. Porque un picnic de libros no es como una biblioteca, donde sacás un libro y ya está. La idea es charlar, pasar un buen rato y, claro, conseguir nuevas lecturas”.

¡Dejá tu marca en el libro!

En los dos picnics que se realizaron hasta el momento –uno en enero y otro en febrero- la consigna fue la misma: las personas participantes debían llevar un libro. No había restricciones temáticas: podían ser libros de ficción o no ficción, en prosa, poesía, en inglés… El único requisito era que sean aptos para todo público.

Hubo libros de todo tipo y para todos los gustos

Según relataron Tom y Eugenia, hubo libros de todo tipo y para todos los gustos. “La mayoría llevó ficción, pero también hubo manga y comics, algo que no es tan fácil de encontrar en las bibliotecas –relataron-. Además la gente trajo libros muy nuevos y en excelentes condiciones”.

Y es que la calidad de los ejemplares tampoco es una condición para participar, lo de los libros nuevos o seminuevos fue algo que surgió espontáneamente del público.

De hecho, los organizadores instan a los participantes a subrayar las frases que les hayan gustado del libro, para que se establezca una especie de conexión con su próximo lector. “¡Dejá tu marca! –convocan desde su página de facebook-. Que el libro deje de ser uno más entre millones y sea especial.

Además, los organizadores invitan a los participantes a incluir dentro de sus libros “una pequeña nota” que explique por qué están dando ese libro y, si quieren, incluya sus datos de contacto, para que la persona con la que hayan intercambiado pueda contactarlos para hablar sobre el libro.

La idea es conversar con gente que no conozcas, descubrir gustos e intereses en común, promover la lectura y ¡pasarla muy bien!

El espíritu de la propuesta está resumido en la invitación que la organización hace desde su página de facebook: “Conocé gente, fijate que libros tienen, hablá, regalales un libro, intercambialos o recibí vos uno. La idea es conversar con gente que no conozcas, descubrir gustos e intereses en común, promover la lectura y ¡pasarla muy bien!”.

Un éxito sorprendente

A pesar de que ya realizaron dos encuentros –el primero se hizo en enero y el segundo en febrero-, los organizadores siguen sorprendidos por el éxito de la convocatoria, principalmente teniendo en cuenta que solo se valieron del boca a boca, real y virtual.

“La verdad es que nos sorprendió la cantidad de asistentes –admitieron-. No esperábamos tanta gente. Incluso vimos muchas familias y gente mayor, es decir, gente de edades diferentes a los adolescentes a los que estamos acostumbrados”.

Lucho, por su parte, destacó la participación de los más pequeños. “Me sorprendió ver a los más chiquitos –dijo-. La familia del niño que se ganó el libro que estábamos rifando nos contó que había estado esperando con ansias toda la semana para el evento”.

“En la ciudad hay público para este tipo de actividades culturales”

Lógicamente, el balance de la experiencia es altamente positivo. “Estamos muy contentos al ver que tantas personas compartieran el amor por la lectura y que se coparan con la idea” dijo Eugenia quien consideró que “la convocatoria que tuvimos demuestra que en la ciudad hay público para este tipo de actividades culturales. A nosotros nos estimula a seguir organizando juntadas y haciendo esto que nos gusta tanto” añadió.

Teniendo en cuenta el éxito obtenido, la idea de Frikis MDP es repetir los encuentros mensualmente. “Estamos trabajando en nuestro calendario de eventos así que pronto habrá novedades” enfatizaron.