Hace pocas semanas, la Biblioteca Pública y Popular Nicolás Avellaneda de Mar del Plata cumplió 55 años desde su apertura y lo celebró homenajeando a quien fuera la primera encargada de ese espacio, Sonia de Francisco. Ella, además, es señalada por sus colegas en funciones como el motor de todo el Sistema de Bibliotecas marplatense y batanense y fuente de inspiración para una generación entera de profesionales de esa disciplina en la ciudad.

La del barrio Caisamar fue la primera unidad de información que se abrió con un sentido social y en acuerdo con la Asociación de fomento, en el año 1967, y a partir de allí se inició un proceso que durante mucho tiempo puso en primer plano la educación y la cultura, con un plan concreto de trabajo.

En 1974 se creó la División de Bibliotecas y la primera encargada del área fue la propia Sonia, una gestora que, aunque alejada de la función pública desde hace años, sigue trabajando externamente en la actualidad y promoviendo la apertura de nuevos espacios.

De hecho, gracias a su capacidad de reunir las voluntades necesarias, está previsto que el próximo 13 de septiembre -Día del Bibliotecario y la Bibliotecaria- se inaugure una nueva biblioteca en el Bosque Peralta Ramos, también en acuerdo con la institución vecinalista de la zona.

Esta nueva unidad también formará parte del Sistema Municipal, una red pública que ha tenido sus altibajos en los últimas décadas y que se sostuvo mayormente por el compromiso de quienes trabajan en estos espacios, con el impulso permanente de Sonia y las organizaciones no gubernamentales que fueron surgiendo bajo el formato de “asociaciones de amigos”.

Los inicios de un sistema marplatense

En diálogo con Revista Leemos, Sonia de Francisco recuerda que hace más de cincuenta años fundar un sistema de bibliotecas fue posible “fundamentalmente porque tuvimos un intendente, Jorge Raúl Lombardo, un socialista especialísimo, que supo reunirse con gente idónea y poner en el tapete a la educación y cultura. Entonces, siempre tuvo estos orígenes que son los que realmente se sostienen a través del tiempo”.

La bibliotecaria sostiene que estos valores iniciáticos son los que distinguen la experiencia que tiene Mar del Plata en muchos aspectos, y destaca que “si bien somos una ciudad que creció y se desarrolló mucho, todavía tenemos un alma de pueblo que es muy importante. Por eso es tan necesaria la relación con las asociaciones de fomento, por ejemplo, y ahí estaríamos hablando de la primera red. Esa primera red, sustanciada con el mejor conocimiento de lo que la rodea, nos permitió también diseñar bibliotecas con proyectos específicos, como la que vamos a inaugurar en el Bosque Peralta Ramos”.

Otro de los proyectos que la tuvo como propulsora y que sigue vigente y en crecimiento es la Biblioteca de la Ciudad de Batán, de la cual consigna que es un “modelo de biblioteca que creamos hace como cuarenta y pico de años, que se creó como un punto de encuentro multicultural. Y una biblioteca con documento se transformó en una biblioteca de uso joven. Entonces, esto, en el medio de tanta tecnología, te habla de esa inquietud que tienen las bibliotecarias y los bibliotecarios, que tiene la fuerza para atraerlos”, subraya.

El compromiso sobre todo

Yo creo que la biblioteca como institución democrática, la más democrática”, aclara quien además es presidenta de la organización de Mujeres Empresarias de Mar del Plata, y agrega: “Por eso a los espacios partidistas nunca los hemos tomado en cuenta. Porque nuestro derecho y nuestra obligación es dar a nuestros lectores todas las oportunidades para que sea un lector crítico, formado y maduro. No influenciable, sí en búsqueda, en sentir que cuando diga algo lo va a decir convencido, porque tiene el fundamento”.

Sonia de Francisco es también la principal impulsora de una red de intercambio de experiencias entre bibliotecas de Mar del Plata y Barcelona, y participa activamente en los foros internacionales de actualización que reúne referentes y espacios de Iberoamérica.

Su labor y su compromiso pasan por considerar la cultura y la educación como principales emblemas del desarrollo, y de la importancia de la confluencia entre estado y comunidad en esta tarea, así como del rol fundamental que tienen el libro y la lectura en este aspecto.

Cuando dicen ‘el libro ya no está, el libro desaparece’, yo digo que el libro nunca va a desaparecer porque, en el soporte que soporte -como diría una compañera-, siempre va a estar: es el mensaje del escritor, y el lector siempre está ávido, de acuerdo a sus edades, de acuerdo a sus intereses, a recibirlo”, afirma.

Sonia de Francisco en la celebración del 55° aniversario de la Biblioteca Avellaneda junto a sus colegas

El reconocimiento de sus pares

El clima que se vivó en la jornada de aniversario de la Biblioteca Avellaneda estuvo copado por la emoción. El homenaje a Sonia de Francisco fue un momento que la bibliotecaria ni siquiera intuía y que comenzó con la lectura de un cuento, a cargo de Griselda Castiglioni, en el que se narraban los primeros pasos de “una niña” por la Escuela N°22 y que terminó siendo la primera bibliotecaria de la primera biblioteca barrial de Mar del Plata.

Luego de ese evento, muchas de las colegas que participaron destacaron la impronta y la inspiración que el trabajo sostenido de Sonia les había significado y la califican como referente de toda una generación de bibliotecarias y bibliotecarios formados en la ciudad con una perspectiva social.

Así lo destaca Norma Martínez, de la Biblioteca Pública Protegida Bosque Alegre, quien contó a Revista Leemos que de Francisco es “una de mis grandes referentes en este trabajo de ser bibliotecaria. De hecho, yo estudié la carrera porque allá por el 1991, cuando la conocí, que se estaba creando la biblioteca Alfonsina Storni del barrio Aeroparque, ella me dijo ‘vos tenés que estudiar bibliotecología’. Y yo acepté el desafío. Años de amor, de compromiso, de respeto y de aprendizaje me unen a Sonia. Han pasado casi 31 años y seguimos unidas y vinculadas desde el amor a las bibliotecas y entre nosotras”.

También Graciela Edith Pérez, de la Biblioteca Depositaria de Naciones Unidas y Hábitat recuerda “el entrenamiento que recibimos todos los bibliotecarios cuando ingresamos a la municipalidad, concientizarnos de que somos servidores públicos ante todo y nos debemos a cada ciudadano que espera de nosotros desde una atención amable, una respuesta certera, un espacio acogedor, un servicio eficaz”.

También explica que le resulta imprescindible “hablar de su gestión permanente para generar acuerdos y hermanamientos, desde temas bibliotecarios y culturales, con sólo su sello. Mucha gestión, la cordialidad, el afecto, acompañamiento y la convicción de que podemos mejorar como sociedad, con base en la cultura y educación”, concluye Graciela.

En cuanto a las bibliotecarias que trabajan en la Biblioteca Pública Municipal de Batán, Roxana Fais y Georgina Ortíz, coincidieron en destacar “su simpleza, devoción y compromiso por las bibliotecas barriales. Estando alejada de su función sigue acompañándonos e incentivando nuestro trabajo, es una gran persona”, afirman.

Sobre el reconocimiento de sus pares, Sonia dice sentirse “muy emocionada y muy responsable. Ellas han sido siempre muy abiertas, vos fijate que después de tantos años siempre me invitan a compartir y eso para mí es un motor increíble. En realidad, ellas y ellos son mi inspiración, son los que me llevan a haber iniciado el intercambio con España, por ejemplo, a tratar de buscar desde los otros espacios aquello que puedo traer como nuevo, como probado o como experimental, y poder llevar la experiencia de nuestras bibliotecas a otros lugares. Es un ida y vuelta”, finaliza.

@trianakossmann