También esto pasará, es uno de esos libros que te atrapan apenas los abrís, que te acompañan a donde vayas tanto mientras los estás leyendo como cuando ya los terminaste y hasta los prestaste; que recordás y citás sin darse cuenta, aunque creas que estás pensando y hablando de otra cosa… Un libro que se desmiente a sí mismo, porque está destinado a no pasar sino a permanecer… en la memoria de sus lectores.
El mérito de esta perlita de la literatura es de Milena Busquets, una española que a sus cuarenta y poquitos (nació en 1972 en Barcelona) logró lo que otros escritores tardan toda una vida y, a veces, mueren sin conseguir: que su segundo libro (el anterior es Hoy he conocido a alguien, que ya está en mi mesita de luz) se haya convertido en best seller apenas unos meses después de publicado por editorial Anagrama, que dos años más tarde vaya por su séptima reedición, que haya sido traducido a las principales lenguas del mundo y esté a punto de ser llevado a la pantalla grande.
Una de las novelas más sinceras, deliciosas y descarnadas de los últimos tiempos
¿Cómo lo consiguió? Sufriendo y gozando, riendo y llorando, recordando y proyectando, recluyéndose y abriéndose, pero lo que es más importante, permitiéndose -con coraje y talento literario- volcar todo eso en el papel, hasta lograr una de las novelas más sinceras, deliciosas y descarnadas de los últimos tiempos.
El disparador de este maravilloso libro que oscila entre lo ficcional y lo testimonial (está protagonizado por Blanca, alter ego de Milena) fue un hecho tan personal como universal: la muerte de la madre de la escritora. Que, además, no fue cualquier madre ni cualquier mujer, sino la editora y escritora Esther Tusquets, una de las referentes culturales indiscutibles de España, desde la década del setenta hasta su fallecimiento.
La historia comienza con el entierro de la madre de Blanca en el cementerio de Cadaqués, ciudad costera donde la protagonista solía veranear con su madre durante su infancia y posterior adolescencia. Allí volverá en pleno duelo acompañada por sus hijos, su niñera, un par de amigas, dos ex maridos y su actual amante.
La protagonista lleva un registro íntimo de sus vivencias, pensamientos, observaciones, sentimientos y hasta su vida sexual
Durante ese verano Blanca llevará un registro íntimo de sus vivencias, pensamientos, observaciones, sentimientos y hasta su vida sexual, a la que le otorga un rol preponderante en su lucha contra la tristeza y la nostalgia, convencida de que “lo contrario de la muerte no es la vida, sino el sexo”.
Mientras va elaborando su duelo Blanca hace una pintura –entre crítica y condescendiente- de un segmento social que describe como privilegiado, tanto desde el punto de vista económico como el intelectual. Un mundo de hombres exitosos y atractivos, mujeres bellas, elegantes y desinhibidas y niños sanos y bellos, pero también de relaciones incompletas, de fricciones, de celos mal disimilados, de adicciones y de violencias agazapadas.
Todo esto es relatado, además, con un estilo entre apático y desesperanzado que rozaría lo depresivo de no estar salpicado por comentarios ácidos, toques de humor y reflexiones profundas, algunas de ellas realmente brillantes.
Porque no solo comienza y termina en un cementerio sino que deja sin resolver la mayoría de los conflictos, o les encuentra soluciones intermedias, También esto pasará es una de esas novelas circulares, en las que lo que no importa tanto qué ocurre sino cómo ocurre, para qué y por qué. En otras palabras, cómo pasa por nuestras vidas. Y, al mismo tiempo, cómo queda.