¿Se puede disfrutar de una relación diferente a la que plantea el amor romántico? ¿El amor y el deseo pueden convivir junto al odio y el rechazo? ¿Se puede retomar una historia treinta años después?5
Estos son algunos de los planteos -la mayoría sin respuesta- que la escritora Inés Garland -autora de los libros de cuentos “Una reina perfecta” y “La arquitectura del océano”, entre otros- realiza en su última novela, “Una vida más verdadera” -editorial Alfaguara-.
Para ello Garland utiliza como narradora a una mujer de quién no tendremos muchos datos formales -ni siquiera el nombre- pero de la que conoceremos sus deseos, sus dudas y sus temores más profundos.
La historia comienza cuando esa mujer -de quién sí sabemos que es narradora y escritora, que está divorciada y tiene una hija y toma clases de teatro- se reencuentra con un amigo de la adolescencia, un hombre ahora casado y con hijos con quien, hace treinta años, mantuvo una relación que quedó trunca.
Casi de manera inevitable, ambos se embarcan en una historia que en principio parece reparadora: retoman aquel amor inconcluso y lo hacen crecer hasta donde sus realidades, sus deseos y sus convicciones, se los permiten.
De esta manera, las connotaciones personales y sociales de lo prohibido aparecen en el texto de Garldand con un protagonismo absoluto: p0r un lado, la adrenalina, el deseo y la fascinación que provocan. Por el otro, la culpa, la duda, incluso la insatisfacción.
Ese amor que desafía las normas no solo se reflejará en el contenido del texto sino también en su forma. Es así como los capítulos tradicionales se ven salpicados por la aparición de páginas enteras dedicadas a los mensajes que los amantes se envían sin especificar si son mails, whatsapps o simples notas mentales.
“Una vida más verdadera” es, al mismo tiempo, una novela verdadera. Un texto que se lee fácil pero que está destinado a perdurar en nuestra memoria y a generar, incluso desde el recuerdo, múltiples interrogantes, la mayoría sin respuesta. Como la vida misma.