Corría el año 2009 y Viviana Rivero, abogada, cordobesa y madre de familia, tomaba la decisión que cambiaría su vida: seguir el consejo de una amiga y publicar Secreto bien guardado, su primera novela histórica.
A partir de entonces, todo sucedería de manera vertiginosa: la compra de los derechos del libro por parte de Editorial Planeta, su reedición, la escritura de otros siete libros -cada uno más exitoso que el anterior-, las presentaciones ante salas repletas, las entrevistas y, en los últimos meses, la aparición de su nombre en las listas de los escritores más vendidos de la Argentina.
La historia parece salida de una de sus novelas, cuyos protagonistas suelen merecer segundas oportunidades.
Creo en las segundas oportunidades y que en la vida siempre es posible empezar de nuevo
-Es algo en lo que creo –reconoce Rivero cuando Revista Leemos le plantea la analogía–. Creo en las segundas oportunidades y que en la vida siempre es posible empezar de nuevo. En todo.
La charla se realiza en la biblioteca del hotel Costa Galana poco antes de la presentación de su último libro, Los colores de la felicidad, en el marco del ciclo Verano Planeta.
“Los hoteles ya son como mi casa” bromea aludiendo a su apretada agenda. Sin embargo, no se queja. Por el contrario, no oculta su satisfacción por su exitoso presente.
-Hace unos días –relata con inocultable orgullo- estaba en Chile y recibí un correo de mi editora con el asunto `notición`. Me decía que había vendido más que Florencia Bonelli. Yo no lo podía creer, porque la verdad es que Florencia vende muchísimo.
-¿Te imaginabas que iba a pasar todo esto cuando escribiste Secreto bien guardado?
-En realidad no. En ese momento mis hijos estaban más grandes, ya no necesitaban tanta asistencia, y yo me encontré con un montón de horas libres. Entonces decidí emplearlas para escribir, algo que siempre había querido hacer pero que había postergado.
-Elegiste un género que está en auge, como es la novela histórica. ¿Por qué creés que tiene tanto éxito?
-Yo creo que en Argentina necesitamos que nos cuenten la historia humanamente. En otros países, como Estados Unidos, aprenden sobre su pasado con el cine y la televisión pero en Argentina no tenemos esa posibilidad, porque esas producciones son muy caras, entonces los libros vienen a suplir esa necesidad de saber no solo las fechas de las batallas sino cómo se vivía.
-¿Tu profesión de abogada te sirve para armar tus historias?
-Si, totalmente. Soy muy meticulosa, cuidadosa, no quiero cabos sueltos ni datos falsos. A veces parece que estoy haciendo un escrito legal. Para Los colores de la felicidad, por ejemplo, tuve muchas entrevistas con cubanos de las dos tendencias. Yo traté de plasmar lo que me fueron diciendo, tanto unos como otros, y que fuera el lector quien decidiera si le hubiese gustado o no que se haga la revolución.
-¿Buscás que tus textos sean disparadores de reflexiones sobre temas sociales?
-Trato de mostrar que no todo es blanco o negro, que en la vida también hay grises, que nada es absoluto. De hecho me gusta incomodar a los lectores. Me los imagino pensando `no, no va a hacer que pase eso´. Al principio, cuando se me ocurren ciertas ideas, dudo en escribirlas, pero después me animo. Es por eso que en Secreto bien guardado me animé a describir lo que sentía una chica a la que casan con un hombre mayor, cómo se sentía violada. En Y ellos se fueron conté la historia de dos jóvenes que, sin saberlo, viven una relación casi incestuosa Y en La magia de la vida la protagonista se enamora de una persona y luego se dan cuenta de que están embarazada de otra.
-Un factor distintivo de tus historias es el contexto histórico, que es más reciente que el del resto de las novelas del género. ¿Cómo elegís las épocas en que se desarrollan tus historias?
-Lo primero que yo defino es el mensaje del libro, después viene todo lo demás. En Los colores de la felicidad, por ejemplo, yo quería escribir sobre la importancia de cada persona, de estar en el lugar en el que tenemos que estar esparciendo nuestro perfume. Comprendí que para hablar de eso tenía hablar de un idealista y las mejores décadas para los idealistas fueron las del 50 y el 60.
-En Los colores de la felicidad hay otro elemento recurrente en tus libros y es un personaje femenino fuerte. ¿Vos creés que tus lectoras se identifican con esos personajes?
-Es verdad, Brisa es fuerte. Yo digo que es la guardiana de un guardián. Y en cuanto a mis personajes femeninos, suelen decirme que siempre son heroínas, a lo que yo respondo que en realidad, todas las mujeres llevamos una heroína adentro. Porque lo que define a una heroína es que sigue adelante, por más que dude, se equivoque o que las cosas no salgan como tenía planeado. Porque la vida es así. No siempre las cosas salen como queremos y sin embargo seguimos adelante.
-Antes mencionaste Y ellos se fueron, va a ser llevada a la pantalla en España. ¿Cómo vivís la experiencia?
-Es raro. Compraron los derechos y ahora están haciendo y deshaciendo… Tal vez hagan cambios, no lo sé, pero bueno, esto es así. Es dejar en manos de otros lo que uno creó.
-Quizás alguna vez se pueda hacer algo así en Argentina y ahí vos tengas un poco más de participación…
-Ojalá. Quiero escribir una novela corta, algo actual, que se pueda llevar al cine en Argentina. Algo que tenga que ver con nuestra idiosincracia y con un problema social que tenemos los argentinos. Abordará un problema social que estamos sufriendo.