Hace unos días un amigo me contó una extraña experiencia. Ante sus problemas de vista decidió operarse, pero un ojo por vez. Ahora, mientras espera la segunda operación al parecer con el ojo “bueno” ve determinados tonos que no percibe con el ojo “malo”. Mirando una lámpara de luz negra descubrió que un ojo se encandilaba, y el otro veía solo un tubo de un azul profundo. “Soy dos” me dijo en tono de broma. “Como Jeckyl y Mr Hyde” le respondí, que era uno pero se desdoblaba y su personalidad se trastornaba. Este recurso es lo que en literatura llaman “El doble”, y fue y es una temática tan atractiva como frecuentada.
Los primeros que teorizaron sobre el tema fueron los alemanes que lo llamaron “doppelgänger” que quiere decir algo así como “doble que camina”. La idea de dualidad siempre ha perseguido al hombre y se expresa claramente en su lenguaje: negro/blanco, luz/oscuridad, buenos/malos.
Esta marca puede verse claramente en los desdoblamientos de Jeckyll/Hyde, en El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, la gran novela de R.L. Stevenson (1850-1894), pero aparece también en versiones de dobles idénticos como es el cuento de Edgar Alan Poe (1809-1849): “William Wilson”. El narrador, Wilson, conoce en el colegio a otro chico con su mismo nombre, parecido a él y nacidos el mismo día. Este chico comienza a imitar la forma de vestir, la manera de andar e incluso la forma de hablar del protagonista hasta descubre que tienen un parecido físico notable. Alarmado, decide abandonar la escuela. Ese día se entera que su “doble” también se ha marchado. Aquí comienza el misterio.
En la actualidad, en la serie Mad Men, el protagonista usurpa el nombre de un muerto; en otra, The Fall, sucede otro tanto con el asesino serial. Algo de eso sufría Dexter, un honrado funcionario policial que convivía con su “pasajero oscuro”. Pero sigamos con la literatura. Fedor Dostoievski (1821-1881) tiene una novela titulada precisamente El doble: una tragedia grotesca donde un personaje patético se encuentra de frente consigo mismo. Tiene su nombre y su apellido, su mismo trabajo y domicilio, pero al “otro yo” le otorgan favores que a él le niegan.
De alguna manera El Golem, la legendaria narración de Gustav Meyrink (1868-1932) también narra la historia de un doble. E.T.A. Hoffmann (1776-1822), autor de una vasta obra, escribió un cuento que tituló Los elixires del diablo, con un curioso personaje: un monje capuchino que esconde un pasado turbulento
Alcanzado por una bala de cañón, El vizconde demediado queda dividido en dos partes simétricas y así deambula con sus dos mitades: con su “lado bueno” y su “lado malo”. El gran relato de Italo Calvino (1923-1985) reflexiona con humor sobre las ambivalencias que nos acosan cada día.
Los dobles abundan: Virginia Wolff, Orlando; José Saramago, El hombre duplicado; y, entre otros, Julio Cortázar en muchas formas: “La noche boca arriba”, “El otro cielo”, “Las armas secretas” y, por supuesto, Rayuela donde Traveler es “doble” de Horacio Oliveira.
Borges (1899-1986) coloca al doble en una paradoja. En “Tema del traidor y del héroe” (en su libro Ficciones) cuenta la historia de un investigador que descubre curiosas coincidencias entre la muerte de Julio César y la del héroe revolucionario irlandés Fergus Kilpatrick, asesinado en un teatro en la víspera de la revolución que planeaba. El desenlace es, desde ya, sorpresivo y devela el otro yo del héroe. El autor del “El Aleph” repite el procedimiento, siempre con su originalidad, en “Las ruinas circulares”, donde alguien se sueña a sí mismo; y en “La muerte y la brújula”, donde un perseguidor es atrapado por el perseguido. Él mismo parece acosado por su doble: “Al otro, a Borges, es a quien le ocurren las cosas” (“Borges y yo”).
El francés Guy de Maupassant narró en el relato “¿Él?” sus vivencias con su “doble”, y el poeta Percy B. Shelley decía que su doble le había presagiado la muerte. En cambio, el también poeta místico John Donne (1572 – 1631) afirmaba haber conocido al doble de su esposa en París.
Cuanto le conté algunas de estas cosas a mi amigo del “ojo malo”, encontró rápido consuelo ante su mirada bipolar.
Nerio Tello es periodista, escritor, editor y docente universitario. Autor del blog Letra Creativa.