Pocos autores y autoras logran captar la belleza de la cotidianidad de la manera en que lo hace Banana Yoshimoto (Tokio, 1964). El peculiar pseudónimo de Mahoko Yoshimoto fue inspirado por su amor a la naturaleza, ya que es una apasionada por las flores rojas y carnosas de la planta de banano.
Banana estudió literatura en la Universidad de Nihon y, mientras cursaba sus estudios, escribió su primera novela Kitchen, ganadora del Newcomer Writers Prize en 1987 y el premio literario Izumi Kyoka en 1988. Todas sus novelas traducidas al español nos llegan de la mano de Tusquets Editores con fieles traducciones que transmiten la delicadeza de sus palabras.
Sueño profundo fue publicada originalmente en 1989, como una recopilación de relatos posteriores al éxito de la novela Kitchen. A partir de tres personajes femeninos Banana conecta la soledad, el dolor y los sueños. Se trata de un libro tan corto como intenso.
“Igual que si se hubiera apagado un interruptor. En este mundo, solo existimos mi cama y yo.”
Los relatos pueden leerse de forma completamente independiente, a pesar de su hilo común. El primero de ellos, “Sueño profundo”, nos cuenta la vida de Terako, una joven a quien le cuesta salir del estado de ensueño. Sumida en lo que pareciera una depresión, la protagonista se refugia en su cama, negándose a despertar a la realidad. El límite difuso entre lo que sueña y lo que efectivamente hace juega mucho con los dilemas existenciales que se plantea. Hay algo de nostálgico en las descripciones que Banana realiza sobre escenas cotidianas, como la luz que se filtra en los espacios o el poder que tiene un recuerdo en las personas.
“Tuve la sensación de que, sin advertirlo, la vitalidad había vuelo a mí. Aunque esto no sea más que la pequeña historia de una resurrección, la historia de las pequeñas olas que habían embestido mi corazón por la pérdida de una amiga y por mi cansancio de la vida cotidiana, pienso que el ser humano es fuerte.”
El segundo relato se titula “La noche y los viajeros de la noche”. En él, Shibami nos cuenta los sucesos que ocurrieron alrededor de ella en su adolescencia, es decir, nos enfrentamos a una historia narrada por un personaje secundario. La unión de su hermano con una joven estadounidense desencadena una serie de extrañas relaciones interpersonales entre los personajes.
“Todavía hoy me extraña. ¿Cómo es que mi hermano, desde tan joven, conocía tan a la perfección los más diversos aspectos de la vida? ¿Por qué me daba la impresión de que estaba haciendo planes continuamente y de que conocía esa manera de vivir que consiste en seguir siempre hacia delante sin detenerse jamás?”
El tercer relato, “Una experiencia”, se centra en dos personajes femeninos, Haru y Fumi-chan, quienes atraviesan un momento turbulento de sus vidas cuando viven ambas con un mismo novio a quien parece no importarle lo que ocurre a su alrededor. Fumi-chan quiere contactar con Haru, una pieza fundamental de su pasado, y es ahí cuando la presencia de un enano médium nos introduce en el realismo mágico que caracteriza algunos relatos de la autora y que se toman con total naturalidad.
Hay algo de bizarro, nostálgico y sumamente real en la prosa de Yoshimoto. Como si pudieras empatizar con situaciones completamente ajenas a tu realidad de la manera más natural posible. Sus palabras hacen que toda situación tenga un lado bello, el famoso concepto japonés del Wabi-Sabi, la belleza en la imperfección, aceptando el ciclo de la vida y de la muerte.
Para seguir leyendo a la autora recomiendo otros libros de relatos: Lagartija y Recuerdos de un callejón sin salida.