En el marco de una investigación personal sobre voces femeninas en la literatura china contemporánea me topé con Yiyun Li, originaria de Pekín y formada en el arte de la escritura en Estados Unidos, más precisamente en la universidad de Iowa.
Sus relatos fueron publicados en prestigiosas revistas como The New Yorker y The Paris Review. Es profesora de escritura creativa y sus obras pertenecen, en su mayoría, al sello editorial Penguin Random House.
“Solo quienes viven en el pasado tienen lugar en sus corazones para personas del pasado.”
En el año 2014 se publica una antología de cuentos denominada Muchacho de oro, muchacha esmeralda, título homónimo del último (y tal vez el mejor) de los relatos que reúne. En español podemos encontrarlo editado por Galaxia Gutenberg. A lo largo de nueve historias, muchas de ellas con finales abiertos a interpretación, Yiyun Li nos explica los problemas de una China moderna: la herencia de un fuerte pasado militar y comunista, la impronta de las tradiciones familiares y maritales, el respeto y admiración a los adultos mayores, el paso del tiempo.
Todas las historias recopiladas por la autora nos hacen sentir en ciudades icónicas de China como Pekín o Shanghai, siendo éstas los escenarios de las aventuras y desventuras que narra.
“En las copias finales escribió con trazo fino un verso de un antiguo poema: <Tan inocentes como brotes nuevos, no sabían que el tiempo corre inexorable como un río>.”
Dos historias tienen rasgos muy particulares que llamaron particularmente mi atención. La primera de ellas es “Un hogar en llamas”, cuento que relata la vida de seis mujeres que juegan a ser detectives privadas de hombres infieles. Dichas investigadoras tienen la apariencia de tiernas abuelitas, amas de casa que, escuchando conversaciones ajenas y persiguiendo a sus presas, logran recopilar información valiosa para sus clientas. En un principio mencionan que solo toman casos de mujeres, sin embargo la historia se desarrolla con el caso que les plantea un hombre por primera vez. Se hacían llamar las salvadoras de hogares en llamas porque con sus valiosos aportes podían prevenir el colapso final de una familia.
El segundo cuento destacable es “Muchacho de oro, muchacha esmeralda” y narra la vida de dos personas unidas de forma extraña en una relación que lejos está de llamarse amor pero que terminará quizás en uno de los matrimonios más nobles y sinceros que podamos pensar. Siyu es una mujer en sus treinta que vive para ayudar a una antigua profesora, la catedrática Dai, por la cual demuestra una admiración fuera de lo común. Hanfeng es el hijo de dicha catedrática, quien vuelve de Estados Unidos para cuidar de su madre. Los tres conformarán una familia atípica en pos de superar las adversidades planteadas por una sociedad sumamente conservadora.
“La generosidad de un desconocido siempre se recuerda, porque la generosidad de un desconocido, como el tiempo en sí, acaba por curar nuestras heridas.”
Si la literatura china, especialmente la femenina, es aún desconocida en nuestras bibliotecas, tres autoras para continuar leyendo son Eileen Chang con sus libros cortos de ficción Incienso y Un amor que destruye ciudades; Adeline Yen Mah, con su autobiografía dotada de hechos históricos Las hojas que caen; y Xinran Xue, con su recopilación de ensayos Nacer mujer en China en el que da lugar a las voces silenciadas en un país dominado por hombres.