El libro que me genera preguntas y respuestas cada vez que lo leo, cumple hoy 74 años.
Quizás haya sido por las heridas que surgieron tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, Antoine de Saint-Exupéry supo darnos y devolvernos un poco de humanidad que se había perdido (¿o qué se sigue perdida?) a través de simples palabras. El Principito marcó un antes y un después en la concepción del amor y la amistad, y de la tristeza y soledad.
Porque un niño perdido e inocente, nos enseñó valores morales y éticos para poder transitar por un mundo en caos. Y, porque no importa la edad que tengas para leerlo o cuántas veces lo hayas hecho, el mensaje no tiene fecha de vencimiento. Siempre va a ser posible emocionarse con sus palabras de Saint-Exupéry, pero por sobre todo, encontrarse a uno mismo.
Mis cuatro fragmentos favoritos: