Hay amores largos y fugaces; amores profundos y superficiales; amores divertidos y tristes; amores que nos dejan algo y otros que nos quitan hasta lo que pensábamos que no teníamos. El amor inspira al arte desde el principio de los tiempos: poesía, obras de teatro, libros, películas, pinturas. Hay amores serios y amores ridículos. Permítanme presentarles una recopilación de estos últimos.
“La pareja que hemos logrado, la persona a la que le importamos y que nos ama, es nuestro espejo, la medida de los que somos y significamos. En el erotismo buscamos la imagen de nuestro propio significado e importancia.”
El libros de los amores ridículos (1968) es una antología editada por Tusquets Editores de siete cuentos narrados por uno de los escritores más famosos de República Checa, Milan Kundera. Conocido por su más célebre novela La insoportable levedad del ser (1984), en esta oportunidad nos encontramos con un Kundera de un pasado más remoto, que escribe en checo frente al francés que luego adoptaría al exiliarse en Francia. Los cuentos son atravesados por un tinte irónico, sarcástico, por lo bizarro y, por supuesto, lo ridículo. Son alegres, divertidos, insólitos, y aún así cada uno de ellos invita a la reflexión sobre nuestros propios conceptos del amor y el sexo.
“El hombre atraviesa el presente con los ojos vendados. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo. Y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar al pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cuál era su sentido.”
Un hombre cuyas mentiras comienzan a superponerse y formar una bola de nieve de la cual se ve imposibilitado de librarse; una pareja que decide compenetrarse en un juego de roles que los lleva demasiado lejos; las aventuras y desventuras de un grupo de médicos de guardia que comparten dilemas amorosos; el amor y devoción de Eduard por una mujer y la religión. Cada uno de los cuentos tiene su conflicto exótico, narrado desde la elocuencia de contar una historia inverosímil pero que de alguna forma sentimos que si nos descuidamos podría pasarnos en la vida real. Situaciones extrañas y vergonzosas, impredecibles y a la vez sumamente atrapantes.
“Pero así suele suceder en la vida: el hombre cree que desempeña su papel en determinada obra y no sabe que, mientras tanto, han cambiado el decorado en el escenario y, sin darse cuenta, se encuentra en medio de una representación completamente distinta.”
Pareciera ser que el buen humor que caracteriza estas historias se debe a que fueron escritas entre 1959 y 1968, quizás el período más feliz de la vida del autor, según entrevistas dadas a la prensa. Como dato de color, en el año de publicación de estos cuentos el escritor pierde su empleo como escritor debido a su expulsión del partido comunista en Checoslovaquia y su participación en el hecho histórico que represa las luchas políticas de dicha época: la primavera de Praga. Kundera emigra a Francia en 1975 y comienza a escribir en otro idioma tras la publicación de La inmortalidad (1990) obra que recomiendo personalmente y que se posiciona como una de mis mejores lecturas de todos los tiempos.